miércoles, 27 de junio de 2018

EXCRITURA DE PESSOA

Nuestra máscara de cada día es una pálida sonrisa.
Adentro, vemos muros y mortajas,
inútil la fiesta del sol.
Ni valles encantados ni montañas libres,
apenas cemento mudo.
Detenidos frente a las miserias,
miramos vidrieras.
Todavía, ciegos, algunos esperan...
y yo, otra vez, camino por mi ciudad.
La vida, a veces, la tocamos con la punta de los dedos.

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