domingo, 24 de junio de 2018

EXCRITURA DE LAS LENTEJAS

Después de tres o cuatro días, algo extrañado,
descubrió a las lentejas
que había puesto a remojar;
dos días sin comer, sin hambre
y ese puré desbordando a la olla.
Le dio lástima, ahí, mudas,
no desentonaban entre los cacharros.
Durante un rato las miró,
¿acaso ocultan algún sentido?
Volvió a examinarlas, más cerca:
ciegas pupilas deshechas y sin ojos.
Todos sus pensamientos, ocurrencias,
no hallaban, si lo buscaban,
una respuesta, un consuelo, un mensaje.
Simplemente, o no, otro olvido
ante el estorbo inevitable de su cuerpo.
Ningún paralelo existencial,
solo alimento muerto en un simple objeto.
Pero no podía tirarlas, ¿por qué?,
él preferiría conservar esa incógnita
que pasaran los días,
el milagro de una transformación.
Tal vez, era él quien necesitaba remojar su vida.

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