EXCRITURA DE ARTHUR RIMBAUD
Ya nadie sueña con los mares de Europa,
una charca de las crueldades;
en el impiadoso crepúsculo
siempre los hundidos;
o esos niños en cuclillas
que viven en carpas de hipocresía.
Ay, Arturito, tenías razón:
solo queda la rabia ante tanta brutalidad.
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