EXCRITURA DEL DERROTADO
Dígame, ¿en dónde me duele este país?
El médico no dijo nada,
solo me miró.
Me acosté en una camilla
y reviso mi pecho
y mi estómago
y mis piernas cansadas
y mis ojos.
Todo estaba en orden,
mi cuerpo perfecto.
Antes de despedirme con una sonrisa,
algo perturbado,
dijo que debía estar tranquilo,
distraerme,
a veces son puras fantasías;
además, no necesitaba remedios;
Yo me acomodé la ropa
y entonces volví a preguntar:
¿cuánto tiempo más me queda de vida?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario