lunes, 5 de septiembre de 2016

VERDULERÍA DE LAS EXCRITURAS

Sin embargo, también todo puede ser tan sencillo...
Además de que respirar es gratis,
apenas con abrir un poquito los ojos
cualquier día ya es un nuevo día, ¿o no?

Eso, más o menos, es lo que piensa Diego,
el verdulero de al lado de casa;
Después de acomodar toda la mercadería,
bien tempranito, dale y dale hasta la noche.

Es difícil, casi imposible, no verlo reír;
aun cuando le critican sus productos,
él silencioso apenas se encoje de hombros
y balbucea un pretexto y continúa con su tarea.

Pero en el barrio casi nadie, o nadie,
sabe algo sobre su vida privada;
salvo que vive lejos, que se vino de Bolivia
y tiene dos nenas y un nuevo bebé.

Después del mediodía duerme una siesta,
sentado, en un rincón de su local.
A veces, al verlo así, me pregunto:
¿Diego también pertenece a este mundo?

Ah, todo es tan sencillo, tan incompresible.

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