EXCRITURA PERDIDA EN UNA BOTELLA
Otra de esas noches tan largas recostado en el mostrador.
Pero logró salir del barcito y cruzar la avenida. Cuando al fin subió al colectivo no lo dejaban dormir las pesadillas. Al rato, vomitó por la ventanilla y vio que no conocía ese lugar desierto. Bajó y caminó varias calles de tierra; más allá la oscuridad era total.
No lo dudó, ya tampoco podía volver a su casa.
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