MUNDOS
En el rincón del baldío, entre yuyos y piedras,
todo el mundo de una paloma.
Los gusanos arden en sus tripas
y sus ojitos todavía miran a la luz.
El viento, poco a poco, inocente,
desprende las plumas libres de sus alas.
Quizás, después de ser el cielo,
sea la última esperanza de la tierra.
Yo solo puede arrodillarme a su lado:
pedirle perdón, una y otra vez, por este mundo.
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