EXCRITURA DE OLGA OROZCO
A la tormenta
jugué mi corazón, hasta el final.
Un náufrago
en una burbuja de fiebre.
Si miro atrás,
solo huellas en aguas heladas.
Pero estoy aquí:
en el desván de las nieblas.
A pura pérdida,
en el penúltimo día de los siglos.
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