viernes, 30 de septiembre de 2016

NATURALEZA INHUMANA

Blancas, las florcitas iluminan las ramas
que anuncian la inminencia real de los pomelos.

La savia de sus suertes circulares
solo aguardan al seguro sol de la primavera.

Por cierto que su presencia no alcanza
ni sirve como un consuelo para estos días.

Casi lastima esa agraciada indiferencia:
no necesitan comida ni mantas ni refugios...

Salvo que en la espera inútil del milagro,
la vitalidad seminal al fin se convierta en amparo.

Aunque es mejor estar así, sin pensar,
entre las sombras, bajo el don de estos únicos brotes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario