martes, 6 de septiembre de 2016

EXCRITURA DE UN FINAL


A veces pasa lo que lo solo puede pasar,
no lo pueden evitar ni las costumbres.
Así que se quedó más de una hora,
aunque tenía que ir al trabajo.
Pero en la casa todo era silencio,
hasta el perro se alejó de sus pies.
Sin ganas de calentar la pava,
con ese gusto a nada en la boca.
Claro que faltaba la patrona,
ese parlotear sin freno, sus pedidos.
Y los hijos en sus historias,
cerca o lejos...delante de él:
un cigarrillo se fumaba solo.
En realidad, tampoco era un drama,
apenas olvidó cambiar la yerba.
Daba igual, él era el mismo de ayer
y la mañana y el dolor y esa última sombra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario