lunes, 16 de mayo de 2016

PEQUEÑOS AZABACHES DE LA EXCRITURA

Ahora el idiota ya no tiene dudas:
la traducción de la brisa debe ser una partitura,
cualquiera, hasta la de El arroz con leche;
pero igual eso tampoco sirve como respuesta.

Solo es una manera de distraerse
o confundirse con las vueltas de los signos,
otro recurso inútil para no ser
la misma mueca en el mismo rostro tan mudo.

Aunque las inevibles burbujas de su baba
no se resignan y vuelven a insistir.
Sin piedad dibujan sus miles de formas
tan frágiles que se parecen al candor de un verso.

Igual no tiene ningún sentido pensar en nada,
camina con su perro y levantan,
pícaros, la pata para orinar el pino;
después cada uno vuelve a recorrer el jardín

Así que lo mejor es probar con sus silbidos
y de pronto la melodía tiembla... y lo paraliza,
ya se había olvidado de su sordera.
Además, también los sonidos escapan a la representación.

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