domingo, 29 de mayo de 2016

EXCRITURA DEL ROSTRO

Ante las trampas del espejo
la tristeza del idiota vuelve a vacilar
y lo obliga a intentar sus muecas:
saca la lengua, cierra una ojo...y nada.

Aunque la situación es la misma,
como casi todos los días,
su conclusión se mantiene intacta;
eso refleja de otra dimensión del miedo,

A veces, hasta se coloca al revés,
prefiere esas leves sombras,
cortadas, en los viejos azulejos
porque al menos disimuan una verdad.

Pero después de un largo rato,
no puede sostener el engaño,
y el aliento empaña su idiotez,
un consuelo que recuerda a la humanidad.

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