sábado, 3 de agosto de 2019

MARÍA ZAMBRANO

¿Vos la leíste a la Zambrano? Para mí, creo que desde la primera oración del primer libro -ya no recuardo cuál- me sucede una experiencia extraña y sin dudas única. Durante mucho tiempo pensé para tratar de explicarlarla pero fue inútil: solo deliraba. Ese tipo de delirio que ella desarrolla en El hombre y lo divino, un perderse para poder -al fin- encontrar la simple realidad en el mundo,y quizás, apenas, pude ver el encanto invisible de nuestro alrededor en el adentro de lo ella llama alma. Pero ayer, mientras leía algunas páginas de Filosofía y poesía, tuve, si me permitís la hipérbole, una revelación. O por lo menos una sensación que me ayudó a comprender lo que sé que nunca voy a comprender. Creo que, en realidad, ante sus palabras me transformo en una armoniosa trinidad: en primer lugar, el inevitable y pobrecito yo que sostiene el libro; en segundo lugar, la dimensión íntima de lo otro; esa enigma que es un milagro; y en tercer lugar, como consecuencia de las dos anteriores, el puente sin fin ni extremos que me empuja a caminar y vivir . De todas maneras, la verdad, no lo entiendo, lo único que importa es ese vínculo más profundo que las palabras y que une y enlaza a lo vacío con la plenitud. Ay, me gustaría aclarar algunas cosas más, pero discupá,ya no resisto más el deseo de leer al menos una oración, cualquiera, de Zambrano, ser por un instante la misería, tan luminosa como oscura, de la indescifrable humanidad.
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