miércoles, 30 de agosto de 2017

EXCRITURA DEL SPLEEN NEOLIBERAL

Si Carlitos Baudelaire volviera a esta vida,
en París o en Nueva York
-en verdad, no importa-,
sería el dueño de una tienda para ricos.

Como forma de pago, rechazaría el dinero,
solo aceptaría cadáveres;
aunque podría hacer alguna excepción:
la lenta agonía de un refugiado.

Su único objetivo sería ser respetado,
un ciudadano modelo;
pero todo para disimular,
que nadie sepa que es un agente de la CIA.

Ya no saldría más a recorrer las calles,
tampoco escribiría sonetos;
a lo sumo vería un poco de tele
y encendería las alarmes ante cualquier sueño.

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