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GENOCIDIO
Desde la noche ese goteo de la canilla no lo deja dormir.
Inútil arreglar el problema,
tampoco importa permanecer despierto.
Para colmo afuera es peor: nada,
salvo alguna sirena perdida entre las calles.
Apenas el humo invisible,
en la habitación solo respiran las paredes.
Así que no prende la luz y espera,
otra vez, ese ruidito seco que ya se pierde en las cañerías.
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