lunes, 21 de agosto de 2017

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LA MILITANCIA CELESTIAL

Lo sabe, ya le queda muy poco tiempo al compañero;
igual despierta con los gallos, bien temprano,
rápido, hasta la cocina y los mates.
A veces se olvida de los dientes postizos;
nunca de leer los diarios
y la radio, esas costumbres de la amargura.
Después la comida a los perros,
el orgullo de las uvas frescas en el patio,
los fantasmas de tantas reuniones,
¿pero acaso no están ahí, y las mismas banderas?
Si barre, todavía esta vivo;
así que mejor salir a respirar el fondo.
Ese laurel, lo sabe, es la memoria;
nada detiene -y menos él- la libertad de sus raíces
que no dejan de crecer,
rompen el piso, buscan siempre al cielo.
El compañero no sabe si aun continúa en la lucha;
pero el sol da para un asadito,
¿solo?, seguro que el General lo acompaña desde el sol.

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