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EXCRITURA DE SPINOZA
Ya no puede sonreír el dios de Spinoza.
Lejos, más que la dulce salvación,
esa certeza de la unidad del ser;
hasta la beatitud sintió vergüenza
en la geometría irracional de la ética.
Después del silencioso exterminio,
ese humo de los huesos llegó al cielo;
y el todo era conatus del desprecio,
la peor atrocidad de las pasiones:
el espanto sin consuelo del odio eterno.
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