domingo, 20 de agosto de 2017

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LA HISTORIA DE LA ARAÑA


A la araña la atrapó su propia tela de araña;
después de tanto y tanto...¿la nada?
De todas maneras asi pasan las cosas,
algún día alguien ya limpiará otra vez las paredes,
levantará los papeles del suelo
-apenas ordenar-; después
ya se sabe que nunca se sabe:
a lo mejor, otra vez la araña puede volver,
a tejer, a lo mismo, ¿no?,
y las patas -otra vez- empiezan a convertirse en baba,
todo mal; un figura de la ausencia,
solo la agonía de haber sido...
Salvo, que se trate de un infortunio casual, o casi,
como una versión kafkina de Volver,
parlantes en las esquinas, roncos,
Así que, entonces, la araña,
aunque piensa que no puede mover un pata,
todavía confía en su suerte,
esa fortuna que tanto atraía a Maquivello,
No enredamos, no confunimos los versos...
A modo de dilema se puede lograr una síntesis provisoria:
tal se pueda ir de la casa al trabajo y volver
o, otra vez, juicio y castigo,
Y después de muchos despues,
las calles se abren, se llenan de otro sol.
Es que siempre, lo más importante,
es Ítaca, la patria, las tardecitas en el patio
después de barrer la veredita,
asombrarse de esa araña retorcida en el rincón.

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