sábado, 28 de septiembre de 2019


EXCRITURA DEL EXCLUIDO


Hace mucho olvidó la metáfora del corazón,
hasta el aullido de sus entrañas.
Así que recorre su propia miseria
sin ningún asombro, lejano.
A veces duerme en alguna plaza,
otras, en cualquier vereda.
Durante el día elige perderse: su destino,
ese pasado que borra sus pasos.
Desde que le bajaron la persiana,
él mira vacío al suelo,
papeles, tierra, alguna moneda.
Tantos intentos, años, la desesperación
que se convirtió en su sombra.
Por suerte no habla con nadie,
su voz es la peor condena.
Una vez, sin darse cuenta, volvió...
la fábrica abandonada no le dijo nada.
Solo algunas mañanas, al despertar,
algo le recuerda a la vida.
Pero ¿acaso le puede importar?,
ya no espera esa absurda metáfora: ser un hombre.

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