EXCRITURA DE HÖLDERLIN


Quizás aun cantan los sublimes dioses
a pesar de tantas y tantas desgracias,
pero pocos entienden sus voces,
el destino fatal al fin del camino.

Ni siquiera la locura del poeta,
la desesperación de sus aullidos,
ya la catástrofe no importa,
el crepúsculo se quedó mudo.

¿Habrán sido en vano tus versos,
la sangre negra de tus visiones
que una y otra vez, valientes,
temblorosas, buscaban la paz?

Quizás es el tiempo de la sordera,
los corazones brutales y ciegos,
el desprecio al milagro de la vida,
nuestro camino sin retorno a la nada.