lunes, 18 de febrero de 2019

16

Una vez más, sin salida, en el juego del insomnio,
esa cárcel del silencio.
Aunque me resulta imposible,
te imagino con una libreta
y un lápiz entre cadáveres y bombas.
Pero varias veces escribiste
que te sentías un cobarde,
no en la guerra, en la vida.
Creo que lo puede entender,
el miedo es el me dicta estos versos.
Lejos de tu inteligencia,
apenas me acompaña un cigarro;
y así, espero la salida del sol
mientras busco tu Tractatus para jugar al estar solo.

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