jueves, 15 de febrero de 2018

EXCRITURA DE UNA INTERNACIÓN


A las mañana, a la tardes,
cada día y todos los días.
Daban vueltas y vueltas
alrededor de los árboles.
Tambíén reían,gritaban,
desesperaban por un cigarro.
Nada podía entenderse,
solo un movimiento vacío.
Yo veía los pies de la pena,
un dolor ciego en la mirada.
Empujados por los miedos,
la maldición de la inocencia,
ya seca la luz del amparo;
no les servían las palabras,
esas trampas de las patologías.
A veces, dormían al sol,
otras, lloraban sin lágrimas.
Pedían otra ración de pan,
un poco más de leche.
Yo los veía ahí, me veía,
creo que eran la humanidad.

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