EL ESTAR DEL MÉTODO
Sin nada más que ese algo,
entre la tontera y el abismo,
el método del estar
todavía no encuentra su discurso.
Junto a la soledad del mate
la palabra rompe su memoria,
que sí que no y peor,
esas nervaduras de la filología.
No alcanza con cerrar los ojos
para ver lo que sube
ya tibio desde la espuma.
Tampoco asomarse a la ventana,
al árbol de todos los días
y hundir la cabeza en el cielo.
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