martes, 3 de octubre de 2017

EXCRITURA DE SAER

Las ciudades disimulan el cielo y el sol,
los puertos de su orfandad,
esas llegadas perdidas sin la memoria.

En su interior el horizonte vacío,
la poca realidad del vértigo
y un pánico mudo: nadie y la multitud.

Los poetas le lloran bocinazos,
no pueden leer sus versos
y pisan caca de perro en las veredas.

Todos olvidaron el temor de sus calles,
sus almas entenadas, los cuerpos;
las ciudades solo pueden imaginar nubes.

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