domingo, 22 de octubre de 2017

EXCRITURA DE JUAN CALZADILLA

Esa mueca precisa justo en el ahí,
una burla o un consuelo.
Afuera, en las apariencias,
apenas la mirada
que trastorna el alrededor:
un arbolito y un rosal.
La tonta ilusión
para creer que existe el yo,
o por lo menos algo.
Alguien en otro mundo,
adentro, oculto y tiembla.
Desesperado, el vacío de mi nombre.


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