martes, 24 de octubre de 2017

EXCRITURA DE CLARICE LISPECTOR

Era una mujer de cuarenta y cinco centímetros, muy callada.
La más pequeña del mundo,
un detalle en la inmensidad de la selva,
entre los humores silvestres vivía en gravidez.
Una mujer que ni el más fino sueño
jamás podría ni siquiera imaginar.
Pero ella estaba reducida a las profundidades,
porque el amor es ser comido
por un hombre que no es...un brillo.
Y siempre pasaba el tiempo en un árbol,
solo, a veces, decía una cosa y sonreía: Dios sabe lo que hace.

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