EXCRITURA COYUNTURAL IV
Para escapar a los spots de la tristeza,
me olvidé del olvido.
En el tren me fui a González Catán,
quería la compañía de perros.
Lástima, ninguno de sus milagritos,
hasta están caras las ofertas.
Alrededor no podía ver un consuelo:
cabezas gachas, ciegos y dolor.
Después de varias vueltas: la plaza,
y esperar sin esperar.
Pero ese cachorrito no va a sobrevivir;
lo sé, me levanto y me voy.
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