domingo, 28 de julio de 2019


YUYOS

Si no recuerdo mal, Sócrates -antes de la cicuta- creía que a lo mejor retornaba transformado en otra cosa: un hombre, ¿una mujer?, un perro, una rana, lo que sea...Para mí -aunque no me la creo- la idea está buena, y entre las eternidades te diría que es mi preferida. Salvo que te pase la de Gregorio Samsa, ¿no?, aunque ese es un mambo distinto, como todo en Kafka. Pero volviendo a la metamorfosis, durante mucho tiempo, y todavía -te hablo de años-, pienso en qué me gustaría reencarnar, juego con esa fantasía.Y fijate cómo es la vida, recién ayer al salir con el perro a la hora de la siesta, una especie de epifanía y me decidí, casi te diría que tuve la certeza de que era verdad y vi el futuro después de mi muerte.Ahora sé que quiero volver como esos yuyos que rodean a los árboles, sí, donde mea mi perro. ¿No es lo mejor ser apenas un poquito de vida, sin que nadie te joda, te pida nada, te desee o te odie? De última, no es tan diferente a mi condición y la de muchos; además, creo que, a pesar de escarcha, esos yuyos son una forma de esperanza, la única que nos queda antes que ya no quede ninguna vereda y ningún árbol. Digo, la complejidad del estar vivo en lo más simple y elemental. ¿Te parece muy tonto?

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