viernes, 26 de julio de 2019


LA MIRADA DE LA LUNA


¿Vos podés ver la luna? Tenés que acercarte, allá, casi en el fondo del cielo, muy lejana. Fijate, parece una pelotita de golf; sin embargo, siento que está triste, o quizás olvidada. Si no fuera porque hace tanto frío podríamos salir y recitarle alguno de los poemas de Lugones, algún romántico alemán, al menos comentarle el consuelo que le brindaba al desdichado Reinaldo Arenas. ¿Estaría bueno, no? Aunque también, al volver a mirarla, me da miedo, una sensación de desamparo, colgada ahí, siempre con su rutina. Siglos y siglos, aguantando las locuras de este planeta que después de considerarla una diosa, así, de golpe, se propuso dominarla. No sé qué te parece a vos, pero yo imagino que se enojó al ver esa banderita y le revientan que solo le presten atención con los eclipses. Y ahora, todas las noches, apenas es un adorno, una curiosidad a la que casi nadie le presta atención. Digo, si nos animamos y le hablamos, y ellla nos escucha, ¿qué nos dirá a nosotros? La verdad, prefiero no saberlo; voy a preparar un café, bien negro, cargado...Si querés vení y observa, después me contás lo que viste en la luna. Dale, no pasa nada, un saltito y ya está, eso sí, no se te ocurra mirar para abajo, todo está demasiado oscuro.

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