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Ya terminó la brutal batalla del espíritu;
mis últimas ilusiones huyen,
suspiros sin dientes.
Otra vez los blancos desembarcan,
rendirse a la humillación.
Maldito el cielo,
el sol: cualquier horizonte.,
Nada de cánticos,
apenas un árbol de espanto;
derrotado, vuelvo perdido al otro infierno.
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