EXCRITURA DE NIETZSCHE
Hay que aprender a estar enfermo.
En ese borde, su abismo,
que simplemente es la vida.
Sin aceptar los pecados,
las virtudes: perdidos.
Y así tratar de olvidar,
negar a cualquier destino.
Solo mirar las palomas,
tan cerca de la nubes
o el mar sin horizonte,
ese movimiento de espuma.
Las persianas bajas,
el pensamiento oscuro,
con un cigarrillo
roto, y el humo invisible.
¿Qué importa ya la salud sin alma?
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