jueves, 19 de julio de 2018

EXCRITURA DE GABRIELA CABEZÓN CÁMARA

En la boca, esta vez le puso el caño de un revólver,
y le grito que ella apretara el gatillo.
Así se mantenía la disciplina,
la diversión y las reglas.
Vos viste a su cara...
también era la tuya.
Atrapadas, las usaban como trapos sucios,
por eso el cafishio se reía,
insistía con la orden,
la agarraba de las mechas.
Había intentado huir,
no soportó tanta humillación.
Quizás no se dio cuenta que venían jueces,
diputados, banqueros, sacerdotes.
la mano temblaba,
su dedo decidía sobre una vida.
Entonces se convirtió en ella, un instante,
pero es su cabeza la que ya no puede dejar de estallar,

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