jueves, 11 de abril de 2019

EXCRITURA DE SPINETTA

Sin dientes, podridas las encías, cadáveres de aliento,
la abuela sonríe rabiosa;
ella cada día está más feliz.
Sin moverse de su sillón de siglos,
las patas quebradas,
solo mira ansiosa la televisión.
Difícilmente se aparta de la pantalla,
esos huesos negros
no puede sostener su cuerpo.
Hace mucho tiempo que está sola,
nadie quiere verla,
o quizás crean que ya está muerta.
Ahora unas imágenes logran excitarla,
un nuevo bombardeo,
las ruinas y el humo de un hospital.
Su carcajada hace temblar las paredes,
aplaude y escupe, alegre, más sangre:
la abuela apenas es la conciencia que regula este mundo.

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