EXCRITURA DEL ENCIERRO
No sabe dónde está encerrado;
mira a las paredes,
la ventana ciega,
esa puerta.
Pero el alrededor ya no existe,
no acepta palabras,
tampoco gestos,
solo aullidos mudos.
Al menos aun puede fumar;
ver el adiós del humo
y sus figuras
sin forma.
Ni siquiera su cuerpo,
en los latidos ninguna respuesta.
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