viernes, 21 de septiembre de 2018

EXCRITURA DE RIMBAUD

Mi vida no fue más que torpes locuras,
todas patéticas.

Por suerte ya no estoy en el mundo,
voy hacia el infierno.

No vi la sombra de ningún ángel,
no oí a sus lamentos.

Ni siquiera veo a los inquietos gusanos,
quizás no sé rezar.

Ya no intentaré escribir ese silencio,
la verdad de la noche.

Tampoco volveré a escupir a la belleza,
sus engaños inútiles.

Sé que no hay nadie aquí y hay alguien:
este debe ser el castigo.

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