EXCRITURA DE FABIÁN CASAS
La botella hundida en la arena;
en el horizonte, un barco.
Pero apenas es una imagen,
tan perdida como mis piernas,
mis manos, el viento...
la estupidez de estar vivo.
Al menos ya no queda nadie,
ese olor dulce a bronceador.
En la noche de la playa, acá,
todo es una sola palabra: lejanía.
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