TEMBLORES
El hilo se cortó en la palabra deseo.
De todas maneras, ya no importa
el viejo juego del laberinto.
En su más adentro
no queda ningún pájaro,
ni el eco de los latidos.
Será que todo es un plan perfecto
para alimentar el error o la vida,
las trampas de su última moneda.
Perdido en el mero estar
la salida es una lejanía sin horizonte.
Y todavía no encuentra las piernas,
no puede arrodillarse ante su sombra.
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