domingo, 13 de octubre de 2019


EXCRITURA DEL OTRO LLANTO

A pesar de plegaria irremediable de Girondo
no encuentro una palabra
para nombrar este llanto,
que ni siquiera derrama una lágrima.
Quizás lo retienen las entrañas
para evitar lo inevitable,
esa voluntad del viejo corazón
que dejó de escuchar el eco de sus latidos.
Para colmo, casi resignado,
siempre está ahí,
en cualquier lugar, lejos,
como un mendigo mudo del vacío.
Ya son demasiados los días,
y hasta las preguntas
desesperadas, su dolor,
ya olvidaron su destino sin respuesta.
¿Será culpa de mis ojos ya ciegos
que ante el abismo,
el borde de esta vida,
solo ven el adiós de las formas?
Ni siquiera al contemplar a ese árbol,
al acariciar sus cicatrices
y sentir en sus ramas
el abandono perdido en el final de la espera.
Apenas sé que cada vez que respiro
no deja de insistir, inútil,
porque ningún poema,
si aun vive, puede soportar la mueca de la nada.

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