sábado, 19 de octubre de 2019


EXCRITURA DEL FINAL

                                    a mi madre


En los últimos días ni siquiera podía hablar.
Nunca sabré qué veían sus ojos,
si sentía el sol en la ventana,
mi voz y su nombre.
Cada ocho horas la morfina,
la espera sin sentido;
en la mesa de luz tenía Boquitas pintadas,
solo pudo leer algunas páginas.
Después de tantas intervenciones,
el tratamiento inútil,
volvió a su cama,
al llegar a veces sonreía.
Hasta quiso ver a un brujo,
ella quería vivir...
Pero comenzaron los últimos días,
su cuerpo no era un cuerpo,
ya no podía despertar,
la mirada de lejos.
Yo entraba con la cuchara,
creo que no reconocía su rostro
eso había dejado de ser mi madre.
Aun no sé cuándo nos quedamos solos;
pero todo estaba preparado,
un papel con un numero telefónico,
cualquier instante podía ser el instante.
La hora indicaba otra dósis
y el silencio absurdo de mis pasos.
Apenas tragó unas pocas gotitas de la muerte.

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