jueves, 17 de octubre de 2019


EXCRITURA DE LA LEALTAD


Ese día su padre lo despertó temprano,
tomaron algunos amargos
y salieron a caminar.
Aunque no lo podía comprender,
pronto vio que eran muchos
y además cantaban.
Solo lastimaba el dolor en los pies,
no importaban las horas
y todos felices,
Hasta se les unió un perrito flaco,
ya muchos los aplaudían
y así llegaron...
Ahora ese nene es la vieja memoria,
la victoria desde el sol
y sus latidos vivos.
Por eso ese día siempre va a la plaza,
con el mismo asombro
y su esperanza.
Al pisar el pasto se le abre el tiempo,
pero aun le quedan fuerzas
y aquel consuelo.
Así que en silencio siente la multitud;
entonces se saca los zapatos
y no duda un instante...
Otra vez más mete las patas en la fuente.

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