EXCRITURA DE OTRA CONTEMPLACIÓN
Ni siquiera puede escuchar a Cassandra Wilson, nada.
Inmóvil, desde hace horas
solo mira la ventana,
sus ojos atrapados
y rotos a través del cristal.
Cada vez menos luz,
reflejos confusos
que inventa la brisa
al agitar flores y plantas.
Hay algo que duele
en otro lugar;
o ahí, demasiado adentro
la ilusión del afuera.
También podría ser un espejo
para borrar a su rostro,
una tonta manera
que altere toda contemplación
hasta desaparecer,
no distinguir su sombra.
Por suerte vendrá la noche,
sus fantasmas ciegos.
Y si tiene suerte entonces escuchará a otra voz, muda.
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