jueves, 4 de octubre de 2018

EXCRITURA DE MAROSA DE GIORGIO


Para poder hablar de Dios
nos fuimos debajo la higuera.
Apenas veíamos las hojas,
más negras que lo negro.
Si se desprendía algún higo,
nos perforaba la piel.
Solo sentíamos la brisa
y la tentación de la noche.
A lo lejos una fogata,
el aullido de los lobos.
Esa oscuridad era de piedra,
nuestras caras no existían..
No pudimos decir nada:
volvimos temblando, mudos.

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