jueves, 3 de mayo de 2018

EXCRITURA DE GEORGE TABORI

¡Qué pena, el pobre george ya no escandaliza a nadie!,
apenas algún distraído sonríe para no entender.
Así, tu gran farsa brutal de Mi lucha,
ahora es una comedia de enredos inofensiva.
Claro que sus ideas son completamente absurdas,
no demuestran nada; y por lo tanto, ay, verdaderas.
Además, ¿quién no advierte a cada instante
que no logró inventar a ningún personaje?;
si también se los ve por acá, en cualquier lado,
sueltos, y aparecen en la televisión.
Sea en la vieja Viena o en la querida Buenos Aires,
da igual: la víctima adora a su victimario.
Hasta son redundantes las misma morisquetas,
él éxito de su glamour, para ocultar un pasión obvia:
ser como Hitler, una superestrella del odio.
Por eso, George, no hay escándalo ni sorpresa.
¿acaso esta vida no es una enfermedad incurable?
¡Ah!, el deseo de un beso de lengua a un judío,
un musulmán, un africano, la miserable basura
que nunca pudo, puede ni podrá sospechar
ese goce prohibido que empuja, sin culpas, al terror.
Pero yo intento escribir; inútil: las palabras mudas:
la especie humana festeja a carcajadas las cámaras de gas.
.

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