domingo, 13 de mayo de 2018

EXCRITURA DE ERIC SATIE

Siempre supo que la verdad de cada acorde,
al acariciar los pedales,
estaba en esos hocicos mudos;
y que del tiempo que pasa
ninguna novedad sirve para el asombro.
En el armario, ordenados,
les dejó los trajes, uno y veinte.
Pero recién ayer se le cayó el último,
el diente más obstinado del piano.
Y ellas ahora se ríen sin culpa,
no necesitan a las melodías
para comprender la tristeza del mundo.
Abandonadas y olvidadas,
las ratas festejan su gran triunfo.
Liberadas corren por las cuerdas rotas,
de un lado a otro y chillan,
así descubren las viejas armonías:
disfrutan el silencio verdadero de su maestro

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