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Que nada te asuste y te detenga,
avanza sin armas
y bendice cada suceso,
una piedra o esa flor.
A los poetas del pueblo
solo nos gusta esta vivos,
entre la muchedumbre,
sobre las olas plateadas
y sus mudos abismos.
Desnudos y livianos,
vamos por los caminos.
¿cómo, si no, podríamos cantar?
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